La masificación de los medios de comunicación modernos dejaron en claro una cosa: cualquier idiota puede sentarse a escribir y publicarlo en Internet. Pero cuántos de estos polipéptidos conocen más o menos las reglas ortográficas? Y cuántos se esmeran por encontrar a diario toda clase de anécdotas super interesantes que compartir sin destruir renglón a renglón cada una de las células de tus nervios ópticos?
No se, no es mi caso. Pero sí sufro mi arte. De hecho cada vez que me siento a pensar algo para escribir padezco sistemáticamente una serie de pasos horribles, cual miembro de alcoholicos anónimos, para adecuarme al bolsillo del chongo y la cartera de la pasiva.
1- Tener una buena idea, de esas que sentís que van a cambiar el mundo.
2- Regodearme en ella como por una semana y dejarla ahi, estancada, total es tan tan buena que se completa sola como por arte de magia.
3- Intentar retomar el ritmo después, pero ya como que se me fue el tren de la inspiración y las 34 palabras al azar que puse no me remiten a nada.
4- Pánico.
5- Odiar desde lo más profundo de mi alma sea lo que sea que haya escrito.
6- Completar la idea como sea porque ya pasó un mes y transformarla en algo abstracto sin sentido que está alejadísimo de lo que fue originalmente.
7- Odiar desde lo más profundo de tu alma sea lo que sea que hayas completado.
8- Pánico.
9- Repetir los 4 pasos anteriores unas 20 veces más o menos.
10- Publicarlo, con todo el desprecio del universo.
11- Bajarlo.
12- Transformarlo en una lista de items.
13- Releerlo 450 veces para encontrar errores y convencerme que no fue tan terrible.
14- Fallar.
15- Pánico.
16- Esperar las críticas.
17- Cortarse por la ansiedad.
18- Llamar a la ambulancia.
19- Salir del hospital a la semana y recuperarse en casa.
20- Leer las críticas.
21- Pánico.
22- Medicarse contra el pánico finalmente.
23- Decir que tan tan mal no me salió y capaz que escriba otra cosa eventualmente.
Me resulta dificil de creer que cualquier autoproclamado "bloggero" no espere hacerse rico el día de mañana cuando Gasalla descubra sus ideas increíbles y las transforme en una obra de teatro, o escribir para un glamoroso diario de Nueva York para luego salir a hablar de zapatos con tus 3 amigas. Yo por lo menos soy sincero.
Les aseguro que cuando esté maltratando a María Calixta, mi mucamita de algún país pobre latinoamericano, voy a ser el primero en olvidarme de donde surgí. Así que les pido de onda que vayan ensayando alguna obrita de teatro de morondanga en donde me visitan 3 fantasmas cerca de navidad y me dan alguna lección moral importante, como... eh, no se, el amor y esas cosas, así conozco el camino de la luz.
Por ahi, hasta vamos todos juntos a tomar helado.
Jajaja me encantó!
ResponderEliminarUn abrazo.
Una versión argentina de un cuento de navidad con vos como un Scrooge que es avaro con las palabras para comprarte zapatos del Almacén don Manolo, y con los fantasmas protagonizados por Susanita (Obviamente, para grasa y vieja, la Giménez), Mafalda (Mirtha Busnelli con permanenteada) y Libertad (La Carrió empastillada) te va? La estoy armando, ya tengo el lugar, me falta el productor ejecutivo... conocés alguno?
ResponderEliminarJajajajaja, me has robado muchas risas.
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