Otra vez el opresor colectivo social, ese ente omnipresente que nos maneja como si fuésemos ratas sostenidas de la cola que hacen lo que pueden para vivir, nos hace desear el verano. Una epoca del año detestable donde queremos disfrutar de un sol infernal, una playa infestada que no da abasto, un mar marrón muy poco pintoresco lleno de aguas vivas, o ayudar la economía de países vecinos que nada hacen por nosotros.
Ya de por sí soportar una bola de fuego celestial a su máxima potencia es una tarea molesta. Pero para que sea algo llevadero pongamos arena por todo el piso, dijieron. Después de todo no hay nada más fácil que caminar sobre ella descalzo cargando todo tipo de armatostes como sombrillas, carpas y reposeras, y seguro nunca se van a quemar los pies.
Pero descuiden jóvenes amigos. Es 104% seguro que conseguirán su cómodo espacio entre las millones de personas que se aglomeraron en esos 40m2. Quizás tengan de vecino a un hombre obeso sudado ostentando su prominente estómago cual ballena encallada en su lecho de muerte mientras sus crías lloran y gritan, pero a quién no le cae bien un lobo marino cada tanto?
Igual si sos un banana que sabe sortear todos los obstáculos de la vida, seguro te pasaste todo el año ahorrando para disfrutar a pleno las vacaciones. Y de repente, con los 53 grados de sensación términca te encontrás de la nada con un choclo hirviendo en la mano. Pero no importa, sólo te costó $18.
Lo siento cariño pero no hay nada más agradable que laburar en verano. Tenés el aire acondicionado de la oficina, hay poca gente en el colectivo y subte, y cuando te vayas en Marzo a cualquier lado no sólo va a ser más barato ese choclito con mayonesa, sino que las orcas encalladas van a estar ya trabajando en Mundo Marino por su pescadito diario.
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